Thomas Sowell a sus 90 años

Gerald P. O'Driscoll Jr. celebra el cumpleaños de uno de los pensadores económicos y sociales más importantes de las últimas décadas, Thomas Sowell, comentando varios de sus libros acerca de la economía clásica, el racismo, la cultura de la pobreza, y cómo proveer una educación de calidad a las minorías.

Thomas Sowell. Photo: elcato.org

Hoy, Thomas Sowell cumple 90. Él es uno de los pensadores económicos y sociales más importantes de los últimos 50 años. Digo esto reconociendo que su carrera se traslapa con la de lumbreras como Friedrich Hayek y Milton Friedman. Sowell también ha sido uno de los escritores de ciencias sociales más prolíficos de su época, como lo evidencia el hecho de que su cumpleaños también marca la publicación de su último libro: Charter Schools and Their Enemies.

Sowell empezó su carrera como un economista convencional con un Ph.D. de la Universidad de Chicago. Se especializó en la historia del pensamiento económico y llegó a ser un académico especializado en Marx. Fue asistente de cátedra de economía en la Universidad de Cornell en 1969 cuando los estudiantes negros tomaron control del Salón Willard Straight. Él estaba en shock por la violencia que presenció. En el lenguaje de la época, uno diría que se radicalizó mediante esa experiencia. Se fue de Cornell y, luego de un periodo en la Universidad de Brandeis, acabó en UCLA. Allí es donde lo conocí.

Asistí como oyente a su curso de maestría de historia del pensamiento económico (había completado mis materias y exámenes preliminares para obtener mi doctorado, incluyendo uno que cubría la historia del pensamiento. Pero no había tenido la oportunidad de tomar un curso de maestría en esa materia). Fue una experiencia intelectual fantástica. Aunque yo era un oyente del curso, él requirió que escribiera un ensayo. Creo que hice un trabajo suficientemente bueno porque luego aceptó formar parte del comité para evaluar mi disertación.

Sowell continuó escribiendo sobre cuestiones puramente económicas. Por ejemplo, en 1974 Princeton University Press publicó su libro Classical Economics Reconsidered. Este libro sigue siendo una fantástica y breve introducción al pensamiento de los economistas clásicos (Este libro no se encuentra en el artículo de Wikipedia acerca de Sowell). Empezó a transitar hacia cuestiones de raza y etnia con su libro de 1975 Race and Economics (David McKay). Pero Knowledge and Decisions (Basic Books 1980; reimpreso en 1996) es un texto económico estrictamente en la tradición hayekiana.

Sin embargo, cada vez más se enfocó en asuntos de la raza y etnia, aquí y alrededor del mundo. Esto es cierto de sus numerosos libros y artículos y de su columna, distribuida masivamente desde hace mucho. Al hacerlo, Sowell delineó una distinción entre la raza y la cultura, convirtiéndose en uno de los principales expositores del concepto de una “cultura de pobreza”. Este no era un concepto totalmente nuevo, por supuesto. Por ejemplo, era una de las principales conclusiones del famoso reporte de Daniel Patrick Moynihan titulado “The Negro Family: The Case for National Action” (Oficina de Planificación de Políticas e Investigaciones, Departamento de Trabajo de EE.UU., marzo de 1965, Capítulo 2): “Hay suficiente evidencia de que la comunidad negra está de hecho dividida entre un grupo estable de clase media que cada vez se fortalece más y se vuelve más exitoso, y un grupo de clase más baja que cada vez es más desorganizado y desaventajado”.

Sowell, como Moynihan, distinguía entre la cultura o la clase, y la raza. Una raza comprende distintas clases o culturas. Esto es cierto tanto para los blancos como para los negros. Sowell de hecho escribió acerca de por qué las clases bajas de los negros y blancos tienen patologías similares: porque comparten una cultura común (Black Rednecks and White Liberals [Encounter Books, 2005]). Según la visión de Sowell, muchos de los problemas que enfrentan a los centros urbanos no están atados a la raza, sino a la cultura. Lo mismo, señala él, es cierto para los blancos pobres de la región de las Montañas Apalaches, como escritores tales como J. D. Vance y Nancy Isenberg han explorado más recientemente. Estos asuntos culturales fueron exacerbados por los programas de la Gran Sociedad de Lyndon B. Johnson, los cuales expandieron considerablemente el Estado de Bienestar moderno como parte de su Guerra contra la Pobreza.

Sowell señaló que las prestaciones sociales no atadas al trabajo o al matrimonio creaban incentivos que socavaban la familia negra. El sistema de bienestar establecía pagos para las madres de bajos ingresos en torno a una evaluación de los medios y estos requerían la ausencia de un padre y la presencia de un solo generador de ingresos. En 1950, los hogares liderados por mujeres constituían 18 por ciento de la población. Hoy, según Shelby Steele de Hoover Institution, 75 por ciento de las familias negras no tienen un padre presente. No hay un programa social concebible, ni suma de dinero, que pueda compensar por las desventajas que los niños con un solo padre sufrirán frente a los niños que tienen dos padres.

El senador Tim Scott (Partido Republicano, Carolina del Sur) recientemente enfatizó este punto. Citando a Sowell, dijo que “Si usted tiene dos padres en el hogar, usted reduce la pobreza en la comunidad afroamericana en un 85%. Esa es una verdad sorprendente que necesita más oxígeno” (Wall Street Journal, 20-21 de junio, 2020).

Sowell también ha argumentado desde hace mucho que las minorías pueden lograr el éxito económico incluso ante la presencia de una severa discriminación. Esto ha sido cierto para los afroamericanos en EE.UU., como lo ha sido para los judíos, chinos, y libaneses alrededor del mundo. Los afroamericanos lograron un constante progreso económico durante el siglo XX, tanto en términos absolutos como relativos frente a los blancos, incluso antes de la legislación de derechos civiles de la década de 1960, las cuales son un punto de referencia. Cambiar los corazones y la mente de la gente es un proceso muy lento, con éxito incierto, y es reversible. Es loable acabar con la intolerancia. Pero no es necesario hacerlo para lograr el progreso económico.

Sowell es conocido por su crítica a la acción afirmativa. Ese tema podría ocupar por sí solo un artículo. Sin embargo, puedo resumir su posición. La acción afirmativa perjudica a aquellos a quienes dice ayudar. Por ejemplo, las minorías admitidas a las universidades élite en virtud de la acción afirmativa muchas veces son incapaces de desempeñar de acuerdo al estándar de esas instituciones. Las minorías luego asumen que son víctimas del racismo (Esta es la opinión de Sowell acerca de lo que sucedió en Cornell en 1969). Esos mismos estudiantes, si asistieran a una universidad menos competitiva, muy bien podrían haber tenido éxito en la universidad y en la vida.

En 2015, Sowell escribió un libro muy importante que merece mucha atención: Wealth, Poverty and Politics: An International Perspective (Basic Books). Este repetía temas familiares e introdujo unos nuevos. Escribí una reseña extensa de este para el Cato Journal (Invierno de 2016). Remito al lector a esa reseña.

El detonador para el trabajo de Thomas Sowell acerca de la raza podría haber sido la discordia racial de una época anterior, pero el trabajo sigue siendo relevante hoy. Su nuevo libro se enfoca en las escuelas concertadas y en la importancia de la educación como un camino para salir de la pobreza para las minorías menos favorecidas. En un artículo dando una muestra del libro, “Los enemigos de las escuelas concertadas bloquean el éxito” (The Wall Street Journal, 19 de junio de 2020), Sowell se enfoca en la experiencia de la Ciudad de Nueva York, y encuentra que la mayoría de las escuelas concertadas “se desempeñan decididamente mejor que las escuelas estatales tradicionales domiciliadas en los mismos edificios”. La mayoría de los estudiantes en las escuelas concertadas son negros e hispánicos provenientes de barrios pobres. Ya aprobaron exámenes en matemáticas e inglés con una calificación más alta que cualquier escuela estatal en el distrito del estado. Él descarta el argumento de que las escuelas concertadas “remueven la crema” de las escuelas estatales admitiendo a los estudiantes especialmente motivados. La admisión se concede en base a una lotería, de tal manera que la mayoría de los estudiantes motivados permanecen en las escuelas estatales, donde no logran alcanzar su potencial. Entonces, ¿por qué no podemos resolver el asunto de derechos civiles de nuestro tiempo, la provisión de una educación de calidad para los estudiantes negros e hispánicos de bajos ingresos? Porque los intereses especiales de los sindicatos de profesores de escuelas públicas y sus administradores se oponen a esto. Dicen que lo que ellos están haciendo “es por los niños”. Como el título de ese artículo señala, realmente están bloqueando el éxito para las minorías. Sowell concluye que “solo los votantes, quienes tienen el poder en última instancia en una democracia”, pueden cambiar el sistema.

Por supuesto nada de esto elimina la necesidad de erradicar el racismo en nuestra sociedad, tanto a nivel individual y estructural. Pero el trabajo de Sowell provee una introducción hacia otro aspecto de este complejo debate. Solo una biografía intelectual integral de Thomas Sowell podría dar una apreciación completa de la magnificencia de sus contribuciones. Estoy feliz de contarles que dicha biografía se está desarrollando. Jason L. Riley, un Académico Titular del Manhattan Institute que escribe la columna “Movilidad Ascendente” para el Wall Street Journal, está escribiendo la biografía intelectual de Sowell.

¡Feliz cumpleaños Tom!

Esta pieza fue originalmente publicada en elcato.org

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