Puerto Rico fue una isla tan bendecida que por muchos años no se habló sobre economía gracias a que las fábricas que se aprovechaban de la ley 936 aseguraban un flujo de dinero consistente para el gobierno. La pérdida de las 936 fue un golpe mortal para nuestra economía, tan fatídico que nos costó una quiebra y una deuda que nos mantendrá haciendo pagos a los bonistas por al menos 20 años. Demás esta decir que esto será un proceso oneroso para Puerto Rico. Pero esa no es la peor noticia.
Las administraciones que han reinado sobre las finanzas de nuestra isla desde que la bonanza económica de Puerto Rico se acabó han sido pésimas. Aun sabiendo que el dinero ya no estaba entrando, el gobierno siguió gastando como si nada hubiese ocurrido. Para colmo, en vez de hacer ajustes, siguieron emitiendo bonos como si no tuvieran que repagarlos después de su tiempo de maduración.
Aunque la fecha de repago de los bonos se acercaba inminentemente, se siguieron creando más agencias y puestos en el gobierno. Tantas agencias y tantos empleados y tan poca eficiencia se crearon, que la Junta de Supervisión Fiscal escribió un ensayo sobre cómo reformular el gobierno. A la misma vez nuestros legisladores fueron creando más restricciones para nuestras empresas locales haciendo que fuera más difícil que cualquier estado en Estados Unidos para que nuestros propios residentes pudieran abrir su propio negocio. Estas mismas restricciones crearon barreras a empresas locales a tal grado que les impidió crecer y convertirse en multinacionales que pudieran aportar mucho más en contribuciones al gobierno y crear una cantidad enorme de empleos.
Todo esto ha contribuido al empobrecimiento de nuestra Isla e inevitablemente nos ha mantenido en un estado de disfunción económica. La gota que colmó la copa fue la devastación del Huracán María en el 2017. Esto causó un éxodo masivo de Boricuas yéndose de Puerto Rico para encontrar mejores oportunidades, haciendo que miles votaran “con sus pies”, decidiendo así que Puerto Rico era un lugar hostil y no apto para lograr éxito económico personal y profesional.
El Pillaje de Fondos Gubernamentales
Según el economista Thomas Sowell: “Nadie entiende realmente la política hasta que no entiende que los políticos no están tratando de resolver nuestros problemas. Están tratando de resolver sus problemas, de los cuales ser elegidos y reelegidos son el número uno y el número dos. Lo que sea el número tres está muy por detrás”.
Esta profunda verdad es importante para comprender que dentro de lo normal y con solo pocas excepciones la mayoría de los políticos están en sus posiciones por sus propias aspiraciones, no para servirle al pueblo. La falta de oportunidad económica ha hecho que personas que en otras circunstancias económicas hubiesen creado un negocio para obtener su éxito, han encontrado que en Puerto Rico es menos riesgoso ser candidato político. El nivel de dificultad y de conocimiento para incursionar en la política no es una barrera considerada mayor en PR. La mayor dificultad es conseguir dinero para la campaña y no ser introvertido (un pecado mayor en la política local).
Cuando creas barreras significativas para el comercio, la gente va a buscar otras formas de lograr éxito. El efecto en cadena de todo esto es que la corrupción que nos ha plagado nos ha costado cerca de $7 billones en total, esto sin contar la inmensa cantidad de fondos que son usados para mantener “batatas” políticas y políticos derrotados como empleados de confianza. Todos esos fondos que pueden haberse usado para infraestructura que tanta falta hace en Puerto Rico, se usan de manera completamente legal para seguir manteniendo el sistema político que mantiene una fidelidad al partido en el poder, no por fidelidad a una ideología, pero sí por fidelidad al interés propio, no existe mayor incentivo que ese.
En resumen, mirando desde afuera parece un simple sistema democrático, al que incursione en la política. Algunos me dirán que el sistema no está diseñado con esa intención. Pero el propósito de un sistema es lo que hace el sistema, no lo que dicen que hace. Nuestro resultado ha sido ineficiencia, la perpetuación de la pobreza, clientelismo y corrupción rampante.
Lo Que Significa Para Los Candidatos
Ya que hemos determinado que el sistema funciona de tal forma que desalienta el empresarismo y premia el incursionismo político, la única forma de salir del sistema actual es con candidatos que están comprometidos en cambiarlo. Por razones obvias eso elimina de inmediato a los dos partidos tradicionales. Quedaría solamente los dos partidos contrarios. El primero sería los que representan a la izquierda. Estos tienen ideas de ampliar el sistema actual y crear un gobierno aún más grande de lo que es hoy día. Quieren eliminar todo vestigio de privatización, una de las pocas cosas buenas que ha creado el gobierno actual, y poner límites sobre lo que el ciudadano común puede hacer con su riqueza y propiedad. Esto no es una fórmula ganadora para un país que no ha creado una cantidad de riqueza considerable aún y resultará en un fracaso económico parecido a lo fue para Argentina y otros países de LATAM que han usado el modelo de socialdemocracia sin tener una fuente de riqueza nativa que genere beneficios consistentes para el país.
Finalmente llegamos a la única opción que incluye libertad y que la mayoría quiere. El partido que desea achicar el gobierno, eliminar burocracia y quitar restricciones para que los puertorriqueños no sigan siendo esclavos del sistema, que seamos libres para abrir negocios nuevos, expandir operaciones, usar nuestro ingenio para valernos por nosotros mismos sin temor a ser multados, sin usar un gestor para todo, sin tener que pagarles a empleados del gobierno “por debajo de la mesa” para que “las cosas se den”, puede ser el ganador de la contienda. Esta visión económica sería una en que todos los Boricuas nos podemos sentir que somos libres para soñar, lograr y crecer. Si se implementa este sistema, dentro de poco tiempo le pondría un freno al éxodo Boricua a EEUU porque habría oportunidad económica abundante para todos, el incentivo cambiaría rápidamente de política a negocios. Esto no significa que no habría reglas ni regulaciones ambientales, la ley y el orden se tienen que seguir para asegurar que los incentivos no distorsionen su propósito. La diferencia es que bajo este sistema los fondos utilizados no serían mayormente públicos, el daño al país es minimizado y las pérdidas para el gobierno diezmadas.
Los países que han adoptado políticas de libertad económica son de los más ricos del mundo y Puerto Rico tendría la oportunidad de pertenecer a ese grupo selecto de países. Esto no es una idea descabellada ni aislada, en un estudio hecho este mismo año por Gaither International para CRECE se determinó que 71% de los encuestados piensan que están mejor equipados para tomar decisiones sobre cómo utilizar su dinero que el gobierno, un 67% piensa que es muy difícil comenzar un negocio en Puerto Rico. Hay más datos que apuntan a que el puertorriqueño promedio está disgustado con el sistema actual.
En la encuesta de Atlas Intel para Noticel el 75% de los encuestados catalogaron el desempeño del gobierno actual con el desarrollo económico como neutral o negativo y en la misma encuesta, el 66% de los encuestados describió la económica de Puerto Rico como “mala”. Como pueden ver, la mayoría de la gente quiere libertad económica pero los que nos han administrado siempre han pensado que saben más que el pueblo. Esta mentalidad elitista que siempre se identificaba más con la izquierda, domina también los partidos tradicionales.
Mi opinión es que el partido que se dé a la tarea de ofrecer libertad económica al pueblo va a ser atractivo porque creará los incentivos correctos: permitir el florecimiento humano e incentivar la creación de riqueza que tanta falta le hace a nuestra Isla. El candidato que haga de esto su plataforma principal tiene todas las de ganar las elecciones porque no es un tema que nos divide, es uno que nos une.
Todos queremos “hechar pa’lante”, y el político que hace de esto su lema de campaña política puede lograr votos de otros partidos que solo tienen a su favor su devoción a una fórmula de estatus preferido. Mucha gente se está dando cuenta que el estatus tiene muy pocas posibilidades de ser resuelto en el futuro cercano. Lo que puede hacer toda la diferencia es lo que hagamos ahora mismo con nuestra economía. Esperar a convertirnos en estado o una república independiente para cambiar algo que está en nuestro poder para cambiar ahora mismo no hace ningún sentido.
El llamado es claro: Necesitamos un líder que esté dispuesto a enfrentarse al aparato gubernamental y dejarle saber a los votantes que no vamos a seguir jugando política con puestos del gobierno, que vamos a desmantelar el sistema actual para crear una economía verdaderamente libre para todos los Boricuas, uno que va a crear riqueza generacional como nunca visto en Puerto Rico. El que impulse eso, puede ganar las elecciones.
Este artículo fue originalmente publicado por Buenas Nuevas.