El doctor chileno Alex Kaiser causó cierto revuelo al pronunciar que la independencia para Puerto Rico sería catastrófica. Su planteamiento no se centra en la reducción de transferencias federales, aunque las considera una dependencia peligrosa para la isla. Su argumento es que los políticos que en Puerto Rico se oponen a la libertad económica y el pueblo que los elige conducirían al país a un escenario devastador.
Este argumento, aunque claramente controversial, no deja de tener algo de validez. Fijémonos que Kaiser abre la puerta para que, en teoría, un Puerto Rico independiente sea una potencia económica tipo Singapur o Noruega. El argumento es uno práctico de libertad económica. No vamos a ser ni Singapur ni Noruega porque no vamos a tener la libertad económica que gozan ellos.
Como Exhibit 1, Kaiser menciona la quiebra del gobierno de Puerto Rico. Alega que en Latinoamérica somos campeones de echarle la culpa a otros de nuestros males y no tomar la responsabilidad que nos corresponde. Mientras se truena contra la anti-democrática Junta de Supervisión Fiscal, el hecho es que hemos tenido pocos políticos o grupos de la sociedad civil condenando las políticas que dieron pie a la existencia de la Junta.
La libertad económica consiste en promover que el mercado sea quien determine las acciones de individuos y empresas. Se trata de minimizar las intervenciones del gobierno en la economía, escribe Vicente Feliciano. (Shutterstock)
La libertad económica consiste en promover que el mercado sea quien determine las acciones de individuos y empresas. Se trata de minimizar las intervenciones del gobierno en la economía. Y se trata de que las intervenciones que haga el gobierno sean cónsonas con las leyes del mercado.
Así pues, un sistema de salud como el que existía en Puerto Rico antes del 1990 era contrario a la libertad económica porque condenaba a los grupos más pobres a atenderse en instalaciones del gobierno mientras que los grupos más pudientes escogían entre las distintas facilidades privadas. A partir de la década del 1990, la inmensa mayoría de los residentes de Puerto Rico tienen la libertad de escoger entre las mismas facilidades de salud y dichas facilidades compiten entre sí.
Mientras en el mundo entero lo común es que los partidos políticos sean ideológicos en materia económica, en Puerto Rico no está clara la ideología de los partidos principales en cuanto a libertad económica.
Como ejemplo, podemos tomar las probables posiciones de los distintos partidos en cuanto a dos seguros compulsorios en Puerto Rico. Por un lado, está el seguro de responsabilidad pública de autos que tiene que adquirir todo el que tiene un vehículo de motor. Por otro, está el seguro que emite la Corporación del Fondo del Seguro del Estado (CFSE) y que tiene que adquirir todo patrono.
Uno esperaría que Proyecto Dignidad favorezca monitorear que las compañías que ofrecen el seguro de automóvil cumplan con lo que prometen, dejando al mercado asuntos de precios y ganancias. Mientras, se opondrían al monopolio estatal que es la CFSE.
Lo contrario se podría esperar del PIP y de Victoria Ciudadana, favoreciendo el monopolio de la CFSE mientras que desearían controlar los precios y ganancias de las firmas que proveen el seguro de responsabilidad pública de automóviles.
En el caso de los partidos principales, PNP y PPD, como no tienen una posición ideológica bien definida en cuanto a libertad económica, es difícil dilucidar la posición que podrían asumir en cuanto a estos dos seguros compulsorios.
Posiciones claras en cuanto a libertad económica ayudarían a los electores a dirimir mejor su futuro.
Este artículo fue publicado originalmente en El Nuevo Dia.