Las regulaciones gubernamentales excesivas son la causa del estancamiento económico de Puerto Rico y la emigración masiva, escribe Jorge L. Rodríguez.
Lo que Puerto Rico necesita no es regulación ni intervención gubernamental indebida e innecesaria, sino libertad económica para que la gente sea el motor de la prosperidad. (Suministrada)
Puerto Rico se encuentra entre los últimos 10 lugares del mundo en crecimiento económico, junto a países como Venezuela, Yemen, Sudán, Libia y Guinea Ecuatorial. Es triste que la Isla haya caído tan bajo, pero comprensible, ya que somos la jurisdicción de Estados Unidos con menor libertad económica.
Esto significa que en Puerto Rico es el doble de difícil ganarse la vida honradamente que en Estados Unidos. La excesiva carga regulatoria del Gobierno y su abrumadora intervención en las aspiraciones e iniciativas individuales, así como en la actividad productiva, están coartando la libertad económica de nuestra gente.
Por ejemplo, en Puerto Rico existen 13 ocupaciones que requieren una licencia para trabajar, que no es necesaria en ninguno de los 50 estados. Además, hay otras 34 ocupaciones para las que se requiere una licencia que entre 47 y 49 estados no exigen.
Por otro lado, ocupamos la última posición en facilidad para hacer negocios, entre 83 de las principales jurisdicciones de Estados Unidos. Esto nos da una idea clara de por qué en Puerto Rico es tan difícil emprender un negocio, crear empleos, trabajar, ganar un salario digno y progresar.
Lo que Puerto Rico necesita no es regulación ni intervención gubernamental indebida e innecesaria, sino libertad económica para que la gente sea el motor de la prosperidad. La dificultad y la falta de incentivos para emprender y trabajar en Puerto Rico han incidido en que apenas 4 de cada 10 personas participen actualmente en la economía formal.
De hecho, se estima que en la Isla las transacciones económicas que no reportan ingresos al Estado superan lo s$17,000 millones. Esto sitúa la tasa de participación laboral de Puerto Rico en la posición número168 entre 176 países en el mundo.
La falta de oportunidades, el estancamiento económico y la disminución de la calidad de vida han llevado a más de medio millón de puertorriqueños a abandonar su tierra en los últimos años, dejando atrás sus querencias, amigos y familiares.
Muchos de ellos son personas en edad productiva y con estudios universitarios, que Puerto Rico necesita para fortalecer su mercado laboral e impulsar la innovación y el desarrollo en la Isla. Una mayor libertad económica en Puerto Rico podría frenar la emigración al crear un entorno más favorable para la inversión, fomentar la creación de empleos de calidad y aumentar los ingresos de los trabajadores.
Esto mejoraría las condiciones económicas en la Isla, generando un entorno más atractivo y beneficioso en el que las personas puedan prosperar sin tener que buscar oportunidades en otros lugares. Solo creando riqueza a través del talento, la creatividad y la innovación de los puertorriqueños en un mercado libre, podremos reducir la dependencia y la pobreza, y lograr el bienestar que nuestra sociedad necesita.
Para ello, es fundamental remover las barreras impuestas por el Gobierno y liberar el potencial de las personas. Es hora de reclamar libertad económica para todos, de modo que cada individuo pueda hacer realidad sus sueños y sus proyectos de vida en Puerto Rico.
Este artículo fue publicado originalmente por El Nuevo Día.