El plan independentista: Independencia financiada por EE. UU. sin el consentimiento de los votantes

La elección de Puerto Rico: el voto mayoritario a favor de la estadidad y la ilusión de la "independencia de Cadillac".

El plan independentista

La elección de Puerto Rico: el voto mayoritario a favor de la estadidad y la ilusión de la "independencia de Cadillac"

El 5 de noviembre de 2024, todos los puertorriqueños nos enfrentamos una vez más a un momento crucial en la historia política de la Isla cuando nos dirigimos a las urnas para un referéndum no vinculante sobre nuestro estatus político. A los votantes se les presentaron tres opciones que podrían dar forma al futuro de Puerto Rico: estadidad, libre asociación o independencia plena.

Sin embargo, una vez contados los votos, los resultados reflejaron una preferencia decisiva por la estadidad, con un 58.61% o 620,782 votos a favor de la estadidad, seguida de la opción de libre asociación, que establecería una relación soberana con EE. UU., la cual obtuvo un 29.57% o 313,259 votos.

Mientras tanto, el llamamiento a la independencia total -una visión de Puerto Rico como una nación completamente autónoma- recibió poco apoyo, con un 11.82% o 125,171 votos.

Aunque el referéndum demostró una clara mayoría a favor de la estadidad, los resultados reafirmaron el creciente impulso a favor de la estadidad.

Parece que el movimiento independentista y socialista en la Isla no respeta estos resultados y no respeta las decisiones del pueblo de Puerto Rico de una manera típica de la mayoría de los regímenes autocráticos o comunistas. Decimos esto porque un grupo de líderes y abogados independentistas, socialistas y separatistas se atrevieron a redactar una orden ejecutiva para la transición de Puerto Rico a la Independencia, no cualquier independencia, sino una "Independencia Cadillac", con un cheque de $36 mil millones de los EE. UU. por los próximos 20 años para "desarrollar el país."

Puerto Rico recibe anualmente cuantiosas transferencias netas del gobierno federal estadounidense. Según datos de la Oficina de Análisis Económico de EE. UU., estas transferencias corrientes unilaterales netas fueron de aproximadamente $38.10 mil millones en 2024, $37.07 mil millones en 2023, $33.81 mil millones en 2022 y $38.81 mil millones en 2021. 

Pregúntense: ¿qué desarrollo económico sostenible hemos logrado?

Puerto Rico disfruta de un acceso sin parangón a la mayor economía del mundo, pero no hemos sabido traducir esta ventaja en un desarrollo económico sostenible. Las cifras lo demuestran:

  • Acceso al mercado: como territorio estadounidense, Puerto Rico disfruta de un comercio libre de impuestos con una economía de $27 trillones integrada en las cadenas de suministro mundiales en virtud de los acuerdos comerciales de Estados Unidos.
  • Ventaja de la ciudadanía estadounidense: Con una población de 3.2 millones de habitantes, los puertorriqueños tienen plena movilidad dentro de Estados Unidos, lo que les proporciona acceso directo a un mercado laboral de más de 167 millones de trabajadores y una base de consumidores de más de 330 millones de personas.
  • Apoyo federal masivo: En las dos últimas décadas, EE. UU. ha aportado más de $300,000 millones en transferencias federales, incluidos $120,000 millones de ayuda tras el desastre.

La oportunidad perdida: ¿En qué nos equivocamos?

A pesar de estas ventajas, Puerto Rico ha:

  • Presentado la mayor quiebra municipal de la historia de Estados Unidos (2017), reestructurando $72,000 millones en deuda.
  • Ha perdido 696,736 habitantes, es decir, el 18.29% de su población desde 2000, ya que el estancamiento económico y la falta de oportunidades han empujado a la gente a emigrar.
  • No ha logrado generar un crecimiento sostenible del sector privado, ya que el 65% de la economía sigue dependiendo del gasto público.
  • Mantiene una de las tasas de participación laboral más bajas de EE. UU., con un 44.80%, frente al 62.40% nacional, con un déficit del 39.50%.

Nuestro problema es uno de competencia, no de estatus

Puerto Rico, con acceso a la economía más poderosa del mundo, cientos de miles de millones en ayudas federales y todos los beneficios de las instituciones estadounidenses, sigue sin lograr un crecimiento económico sostenible. ¿Qué hace pensar a nadie que cortar los lazos con Estados Unidos conduciría a un resultado mejor?

El reto afecta a la soberanía, el liderazgo, la ejecución y la visión económica. El estatus por sí solo no creará prosperidad hasta que reconozcamos y solucionemos estos problemas.

La falta de libertad económica conduce a la desigualdad económica

Quitemos las capas de estadísticas y jerga económica para revelar las historias humanas que están en el centro de este agudo problema. Es hora de afrontar los retos de frente, armados con compasión y una determinación inquebrantable de crear un Puerto Rico más justo y equitativo para todos sus habitantes.

Los resultados son casi increíbles si dividimos el mapa de Puerto Rico en dos con una línea naranja que baja desde Manatí hasta Juana Díaz.

El ingreso familiar medio de Puerto Rico, que resulta al Oeste, es de $22,419, es decir, un 30.26% por debajo del umbral de pobreza estadounidense de $32,150 dólares. El Puerto Rico que resulta al Este tiene unos ingresos medios por hogar de $32,949, sólo un 2.48% por encima del umbral de pobreza. El área de San Juan-Guaynabo tiene unos ingresos medios por hogar de $43,479. Aunque en mejor situación, muchos lugares apenas superan el umbral de pobreza.

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Los indicadores de la falta de libertad económica 

Puerto Rico ocupa el último lugar entre las jurisdicciones estadounidenses en libertad económica por tercer año consecutivo; la isla se enfrenta a retos estructurales que perpetúan la pobreza, ahogan la innovación y ahuyentan el talento. Estos indicadores pintan un cuadro claro de una economía atrapada en el estancamiento.

  1. El coste de la opresión económica: Puerto Rico obtuvo una puntuación de 2.13 sobre 10 en el informe Libertad Económica de América del Norte 2024, situándose muy por debajo de todos los estados de EE. UU. y reafirmando su posición como la jurisdicción económicamente menos libre del país. Por el contrario, Nuevo Hampshire, líder en libertad económica, ostenta una puntuación de 8.12, mientras que el estado con la puntuación más baja, Nueva York, se sitúa en 4.25, un 43% por encima de Puerto Rico. La falta de políticas de libre mercado y las excesivas barreras regulatorias gubernamentales siguen ahogando la competencia.
  2. El coeficiente de Gini de Puerto Rico: el estándar mundial para medir la desigualdad de ingresos es de 0.545, superando la media estadounidense de 0,411 en un 24,58%. Reflejando una economía donde la riqueza se concentra en la parte superior, dejando a millones de residentes en apuros financieros.
  3. Pobreza arraigada: Con el 43% de su población viviendo en la pobreza, la disparidad es asombrosa cuando se compara con la tasa nacional de pobreza de Estados Unidos del 11%.
  4. Disparidad de ingresos y dificultades laborales: La renta media por hogar en Puerto Rico es de sólo $22.419, en marcado contraste con Estados Unidos, donde los hogares ganan más de un 30% por encima de esta cifra. 
  5. La brecha educativa: Según la Evaluación Nacional del Progreso Educativo (NAEP), los estudiantes puertorriqueños obtienen sistemáticamente peores resultados que sus homólogos estadounidenses. Sólo el 27.4% de los puertorriqueños tiene un título universitario, frente al 53.7% en EE. UU., una tasa inferior que restringe la movilidad económica y la promoción profesional.
  6. El impacto de los desastres naturales: La capacidad de Puerto Rico para los huracanes y terremotos exacerba la desigualdad, impactando desproporcionadamente a las comunidades de bajos ingresos. El huracán María en 2017 causó más de $90 mil millones en daños, desplazando familias, borrando pequeñas empresas y profundizando la inestabilidad.
  7. Un sector privado en dificultades y falta de diversificación económica: Puerto Rico sigue dependiendo excesivamente de la ayuda federal y de un puñado de industrias, lo que lo hace vulnerable a los choques externos. La expansión del espíritu empresarial, las energías renovables, la tecnología y el turismo es crucial para fomentar la estabilidad económica a largo plazo.
  8. Una red de seguridad social sobrecargada: Con más del 44% de los puertorriqueños en situación de pobreza, los programas de seguridad social no dan abasto. Más de la mitad de los habitantes de la isla viven por debajo del umbral de la pobreza, lo que pone de manifiesto la urgente necesidad de reformas específicas en materia de vivienda, sanidad y programas de formación laboral.

Libertad económica: El camino hacia la prosperidad en Puerto Rico

Imagine un Puerto Rico donde las empresas prosperen, las inversiones lleguen por montones y florezca la innovación; un lugar donde la libertad económica abra oportunidades sin precedentes para el crecimiento y la prosperidad. La libertad económica es más que una simple preferencia política; es la base para aumentar la riqueza, elevar el nivel de vida y crear una economía dinámica que beneficie a todos.

  • Un entorno empresarial próspero: A los empresarios les resulta más fácil crear y desarrollar empresas cuando la normativa se racionaliza y los impuestos se mantienen en niveles competitivos, al tiempo que se fomenta una cultura de innovación y creación de empleo.
  • Atracción de inversiones y capital: Una economía más libre es sinónimo de estabilidad y previsibilidad, dos factores clave que atraen a los inversores nacionales y extranjeros. Cuando la intervención del gobierno es mínima y las políticas son transparentes, los inversores tienen más confianza a la hora de comprometer capital.
  • Mercados que funcionan eficazmente: Los mercados funcionan de forma más eficiente cuando el gobierno permite que la oferta y la demanda dicten los precios en lugar de imponer controles. Las empresas pueden asignar los recursos donde más se necesitan, reduciendo las ineficiencias y garantizando que el capital se destina a sus usos más productivos.
  • Fomentar la competencia y la innovación: La libertad económica reduce las barreras de entrada, animando a las empresas a competir. Las empresas se esfuerzan por ofrecer mejores productos, precios más bajos y mejores servicios en un mercado competitivo, lo que beneficia a los consumidores e impulsa la economía. Este ciclo de innovación conduce a una mayor productividad y a una expansión económica a largo plazo.
  • Proteger los derechos de propiedad y el Estado de derecho: Un sistema jurídico estable y fiable que proteja los derechos de propiedad es esencial para fomentar la confianza entre empresas y particulares. Cuando los empresarios e inversores saben que sus activos y contratos están seguros, están más dispuestos a asumir riesgos, invertir y contribuir al progreso económico.
  • Liberar el potencial empresarial: Las personas se sienten más inclinadas a perseguir sus sueños empresariales si se reducen las cargas reguladoras. Ya sea lanzando una nueva empresa, ampliando un negocio familiar o desarrollando una tecnología innovadora, una economía más libre capacita a las personas para crear riqueza al tiempo que contribuye a la diversificación y resistencia de economías más amplias.
  • Un gobierno más eficiente que dé prioridad a la libertad económica será probablemente más eficaz y tendrá menos corrupción y despilfarro. En lugar de regular en exceso a las empresas y ahogar el crecimiento, se centra en crear un entorno en el que la innovación y el comercio puedan prosperar.
  • Un nivel de vida más alto para todos: El resultado de la libertad económica es la prosperidad. Los países y regiones con una sólida libertad económica disfrutan sistemáticamente de mayores ingresos, mejores oportunidades de empleo y mayor acceso a bienes y servicios. Un Puerto Rico que adopte estos principios experimentará un aumento de la riqueza, una reducción de la pobreza y una economía más dinámica.

La libertad económica no es un concepto teórico, sino un motor probado de riqueza y progreso.

La ilusión de la "independencia del Cadillac" y las lecciones de la Historia

El futuro del estatus de Puerto Rico está en el centro del debate, pero la historia ofrece una guía aleccionadora de lo que podría significar un cambio drástico. Quienes abogan por la llamada "Independencia Cadillac", supuestamente con beneficios económicos sostenidos y la continuidad de la ciudadanía estadounidense, podrían ignorar las realidades históricas de las transiciones pasadas.

Las lecciones de la Historia: Las secuelas de 1898

Cuando Puerto Rico pasó del dominio español al estadounidense tras la guerra hispano-estadounidense de 1898, la isla sufrió una serie de conmociones económicas y políticas que cambiaron su destino:

  1. Devaluación de la moneda y choque económico - La imposición de un tipo de cambio estadounidense devaluó el peso puertorriqueño en un 40%, acabando con los ahorros y reduciendo drásticamente el poder adquisitivo.
  2. El desplome de los valores de la propiedad - El valor de la tierra se desplomó en un 60% estimado, exacerbado por las nuevas estructuras fiscales que hicieron insostenible para muchos la propiedad de bienes inmuebles.
  3. Crisis de la deuda y pérdida de tierras - Los pequeños propietarios, especialmente los agricultores, se enfrentaron a ejecuciones hipotecarias, ya que la caída de los ingresos les dejó incapaces de hacer frente a sus obligaciones.
  4. Limbo legal y de ciudadanía - Los puertorriqueños no se convirtieron ni en ciudadanos españoles de pleno derecho ni en ciudadanos estadounidenses, existiendo en un estado legal precario hasta la Ley Foraker de 1900, que estableció un gobierno civil, pero negó la ciudadanía estadounidense.
  5. Toma del poder económico - Los intereses corporativos estadounidenses dominaron rápidamente la industria azucarera, transformando a Puerto Rico en una economía de monocultivo que dependía de las importaciones para su alimentación, un problema que persiste en la actualidad.
  6. Incertidumbre política - La falta de un camino definido hacia la condición de Estado, la independencia o la plena integración creó un estancamiento político que sigue dando forma a los debates sobre el estatus de la isla.
  7. Migración y ciudadanía - Sin embargo, dado que el Congreso concedió la ciudadanía (a través de la Ley Jones de 1917) en lugar de la Constitución, sigue siendo una cuestión jurídica si podría ser revocada.

Estos acontecimientos históricos son un duro recordatorio de que las transiciones de soberanía rara vez son fáciles o beneficiosas a corto plazo. Los partidarios de una ruptura con Estados Unidos deben tener en cuenta los trastornos económicos, políticos y sociales que podría acarrear este cambio.

La última palabra: Un punto de inflexión política: ¿Un Estado en el horizonte?

Mientras algunas voces abogan por un modelo de independencia basado en supuestos poco realistas, la realidad política cuenta una historia diferente. La semana pasada, más de 100 líderes puertorriqueños -incluidos el Gobernador, el Presidente del Senado y el Presidente de la Cámara de Representantes, todos ellos destacados republicanos- mantuvieron reuniones de alto nivel en Washington, D.C. Se reunieron con senadores estadounidenses, miembros del Congreso y secretarios del Gabinete para debatir los resultados del referéndum.

El impulso sigue a los resultados del referéndum de 2024, en el que la mayoría de los votantes eligió la estadidad.

La noción de una "Independencia de Cadillac" que mantenga lo mejor de ambos mundos es una ilusión no respaldada por precedentes históricos o seguridad jurídica. A medida que la Isla avanza en su búsqueda de claridad política, no deben ignorarse las lecciones de 1898.

Este articulo fue originalmente publicado en ingles en The Weekly Journal.

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