¿A quién llamas extrema derecha?

David Boaz se preocupa acerca del creciente uso de "extrema derecha" en los principales medios de comunicación para referirse a personas con puntos de vista muy diferentes.

Foto: Instituto Cato

Las etiquetas ideológicas son un reto. Cambian con el tiempo. A menudo se originan como términos ofensivos para los oponentes. A mediados del siglo XVII, los levellers proto-liberales recibieron su nombre de los críticos que les acusaban de querer "nivelar" la sociedad, en lugar de simplemente establecer la igualdad de derechos. Tanto "whig" como "tory" se utilizaron originalmente para criticar a sus oponentes a finales del siglo XVII. Hoy en día, ¿qué quieren conservar los conservadores? ¿Siguen siendo liberales los liberales?

En cualquier caso, las etiquetas son una forma de dar sentido al mundo político. Y deberíamos utilizarlas con el mayor cuidado y precisión posibles. Una confusión lingüística que me ha estado molestando últimamente es el creciente uso de "extrema derecha" en los principales medios de comunicación para referirse a personas con puntos de vista muy diferentes. En una carta al director del Washington Post, insté a los periodistas a reconocer las marcadas diferencias entre los libertarios y la "extrema derecha":

Los periodistas del Post utilizan con frecuencia el término "extrema derecha". Pero me pregunto si podrían ser más selectivos.

Por ejemplo, el artículo del 26 de noviembre "El voto holandés muestra el ascenso de la extrema derecha, transformando Europa". Llamaba "extrema derecha" tanto al presidente electo Javier Milei como al líder del Partido Holandés por la Libertad, Geert Wilders. Pero Milei es un librecambista que quiere reducir el inflado gobierno peronista que ha llevado a Argentina a 80 años de declive económico. Quiere legalizar los mercados de órganos y apoya el matrimonio entre personas del mismo sexo. Es cierto que está en contra del aborto, pero no es precisamente extremista mantener una postura que casi la mitad de los estadounidenses sostienen (si se incluye tanto el no aborto como algunas restricciones). Mientras tanto, el partido de Wilders dice lo siguiente: "Holanda no es un país islámico: ni escuelas islámicas, ni Coranes, ni mezquitas". No ha mostrado ningún interés en un gobierno más pequeño. De hecho, visto lo visto, podría llamar liberal a Milei y antiliberal a Wilders. ¿Son esos candidatos y partidos realmente el mismo movimiento?

El Post tiene lectores sofisticados. Pueden hacer distinciones si los periodistas las exponen. Parece fácil meter en el mismo saco de "extrema derecha" a cualquier desafío al establishment socialdemócrata.

Este artículo fue publicado originalmente en Cato At Liberty.

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