
Trump ha decidido dar un golpe en la mesa con la Junta que gestiona las finanzas en Puerto Rico.
Las finanzas de Puerto Rico son un problema desde hace mucho tiempo, pero sus problemas se agravaron radicalmente a consecuencia del paso del huracán María en 2017. En las últimas semanas, el presidente estadounidense Donald Trump ha dado un fuerte golpe en la mesa, en la gestión financiera de ese estado libre, no asociado, al remover a seis de los siete miembros de la Junta de Supervisión y Administración Financiera, causando un gran revuelo en la Isla. La Junta, que está compuesta por siete miembros nombrados por el presidente de EE.UU., ha estado a cargo de revisar los presupuestos del Gobierno de Puerto Rico, con el objetivo de reducir la deuda pública, que superaba los $70 mil millones, junto con $55 mil millones en pasivos de pensiones no financiados, y asegurar la responsabilidad fiscal y la estabilidad financiera de la Isla.
La decisión de Trump se enmarca en fuertes denuncias contra la Junta, que ha sido acusada de ineficiencia y gasto excesivo, tanto en Estados Unidos como en Puerto Rico. La noticia ha recibido amplia cobertura y la experta en América Latina, Maria Anastasia O´Grady, publicó una interesante pieza en el Wall Street Journal explicando el tema, y hablando con el académico Ángel Carrión Tavárez, otro amigo de Mirada Sur. Entonces cortamos por lo sano y le preguntamos a Ángel: ¿Qué está pasando en Puerto Rico?
“La destitución de casi todos sus miembros paraliza la capacidad deliberativa de la Junta, que depende de votaciones internas para certificar planes fiscales, aprobar presupuestos y negociar acuerdos de deuda. Esta destitución masiva no solo altera la dinámica interna de la Junta, sino que reabre el debate sobre su perfil colonial, legitimidad y eficacia en la gobernanza fiscal de Puerto Rico”.
Según Ángel, “El presidente Trump tiene la prerrogativa de nominar nuevos miembros, pero sus nombramientos requieren interacción con el Congreso. Dependiendo del perfil de los nominados, podría esperarse una redefinición ideológica y de enfoque de la Junta, así como una mayor presión fiscal y política en Puerto Rico”. Parte de la ineficiencia de la que se acusa a la Junta se debe a su incapacidad para transformar estructuras profundamente arraigadas. Como explica Carrión Tavárez: “El problema no es solo técnico, sino cultural. La Junta ha chocado con una cultura económica y política que privilegia el cortoplacismo y resiste los cambios estructurales. Sin una transformación institucional y de política pública amplia y profunda, fundamentada en la libertad económica, las soluciones a los problemas de Puerto Rico seguirán enfrentando obstáculos”.
Este articulo fue originalmente publicado por Mirada Sur.

