La Libertad individual como fundamento ético: ¿qué está en juego si la libertad no existiera?

El Lcdo. Rivera opina que "de un lado, [está] la gente que trabaja declara cada dólar y cumple con la ley; del otro, quienes operan en la sombra".

Libertad individual

Adam Smith - El padre del capitalismo consciente (Federico Renzo Grayeb)

La Libertad en la historia del individuo ha tenido todo un repertorio de luchadores y defensores como también, enemigos y detractores. Ha sido un concepto que ha generado múltiples debates filosóficos en el mundo académico y, además, ha sido considerado un principio humano por el cual muchos han entregado incluso su propia vida. Siendo de tal magnitud la relevancia de la libertad, procedo a aproximarme desde la noción de la libertad individual para justificarla como un fundamento ético en la vida de las personas. Y me aproximo desde dicho enfoque porque entiendo que la libertad individual en el ser humano es el cimiento sobre el cual se apoya todo el edificio de la libertad cuyas paredes contienen en su interior otras libertades importantes y fundamentales como lo son: la religiosa, económica, política, etc. En adición, profundizaré en los costes de negación de la libertad apoyándome en la siguiente pregunta: ¿Qué está en juego si la libertad no existiera?

Para arrancar definiendo la noción de libertad individual que me he propuesto defender, debo decir que la libertad individual es la condición fáctica que poseen los individuos para concretar su proyecto de vida sin la interferencia e intromisión de terceros y cuya expresión no puede vulnerar o transgredir la vida del prójimo. Pero; ¿A qué me refiero cuando menciono “condición fáctica”? Con esto me refiero a que la libertad es una condición ya dada en la vida de las personas, es decir, nacemos libres y parte de nuestros inevitables límites es ejercer nuestra libertad. Esta visión sobre la libertad es conocida como una visión compatibilista. Sin embargo, hay quienes creen que el mundo se encuentra determinado y que todo está ya escrito, por lo que se motivan a defender una visión determinista. El determinismo es una corriente filosófica que sostiene que todos los eventos, incluyendo las acciones humanas, están determinados por causas previas y, por lo tanto, nada ocurre de manera espontánea o aleatoria. Según esta perspectiva, la libertad humana es una ilusión porque todas nuestras acciones están condicionadas por factores como la genética, el entorno, o leyes naturales inmutables. Pensadores o científicos antiguos y modernos como Demócrito (determinismo atomista), Thomas Hobbes (determinismo materialista), Karl Marx (materialismo histórico), Benjamín Libet (veto consciente), entre otros; han creído que la vida de los seres humanos se encuentra previamente orientada y condicionada sin reparo.

Ha decir verdad, la libertad individual es la fuente de la ética que moldea las relaciones sociales. ¿O acaso, podemos responsabilizar moralmente a un individuo que ha cometido un delito –como el asesinato– y castigarlo sin presuponer que sus acciones fueron libres y voluntarias? ¿Podemos culpabilizar a las personas por sus actos si estas ya se encuentran materialmente condicionadas y predestinadas? ¿Cómo definimos a la diada bondad/maldad si las personas no tienen autoridad sobre sus acciones? La respuesta es que la libertad individual es condición necesaria para poder juzgar la conducta de los demás. Si esta libertad no existiera, no podríamos distinguir lo correcto de lo incorrecto, no podríamos culpabilizar las malas acciones y tampoco podríamos corregir conductas sociales. En definitiva, si la libertad individual no existiera, la ética definida como aquella rama de la filosofía que estudia los principios y valores morales que dirigen el comportamiento humano, tampoco existiera.

Retrayendo la pregunta: ¿Qué está en juego si la libertad no existiera?, afirmo que no solo se encuentra perjudicada la ética, sino que también desaparecen algunos impulsos humanos relacionados con el deseo y la necesidad. Pues si viviéramos en un mundo determinista en el que todo está ya escrito y preestablecido materialmente, los deseos y las necesidades de las personas fuesen cuantificables y finitas, cuestión que sabemos que es imposible. Por otro lado, bajo el ejemplo de eliminar la libertad individual de nuestra existencia humana, concluyo que hay cinco impulsos del deseo humano que son: 1) el impulso de poder, 2) el impulso del logro o la superación, 3) el impulso de la curiosidad, 4) el impulso de la creatividad expresiva y 5) el impulso de la compasión o altruismo que se ven complicadamente afectados por igual si la libertad no existiera. Resumiendo, el impulso de poder no tiene sentido en un mundo donde las acciones ya están predeterminadas, pues intentar gobernar e influir sobre los demás sería una pérdida de tiempo porque estas ya se encuentran decididas y no se puede cambiar su pensamiento. El impulso de superarse a sí mismo y ejecutar un logro no tiene lugar en un mundo donde ya el exitoso se encuentra predestinado a ganar. El impulso de la curiosidad –y junto a este el conocimiento– no tiene cabida en un mundo donde querer conocer o entender una novedad es producto de los eventos previos que lo condicionan; lo que significa que ya no es una autonomía personal lo que motiva a investigar sino un encauzamiento subordinado lo que te ha llevado hasta allí. Además, el impulso de la creatividad que expresa innovadoras ideas no vale la pena si estas no pueden competir entre sí, ya que no tiene sentido crear si las personas no tienen la capacidad de elección alternativa. Por último, el impulso de la compasión o el altruismo no se puede llevar a cabo en una sociedad determinista, ya que este implica actuar por el bien de los demás de manera voluntaria y desinteresada. Por lo tanto, con el determinismo no podemos decidir voluntariamente porque ya estamos condicionados a actuar de cierta forma y bajo este factor no sería cooperación sino trabajo en equipo.

Algunos podrían cuestionarse que utilicé el concepto de Libertad individual y no precisamente el de Libre albedrío para abordar este asunto. Aunque ambos conceptos guardan relación, la diferencia es que el primero se basa en las acciones libres de los individuos, mientras que el segundo se enfoca en la capacidad de decisión de los actores. Sin embargo, para mí actuar sin decidir es irracional y decidir sin actuar es cobardía. Por esta razón, entiendo que el término que concretiza las acciones producto de sus libres decisiones en una sociedad es la libertad individual. Finalmente, queda demostrado que sin Libertad no hay responsabilidad moral, no hay mérito ni cooperación. Sin libertad no hay sentido.

Ricardo Rivera Borrero tiene un Bachillerato en ciencias políticas y leyes de la Pontifica Universidad Católica de Puerto Rico y una Maestría en Filosofía de la Universidad Autónoma de Madrid.

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