La pandemia del coronavirus ha sido un evento sin precedente en la historia reciente del mundo. Las naciones y sus gobernantes han tomado medidas de política pública no vistas desde la Segunda Guerra Mundial para combatir los estragos de salud, sociales, políticos y económicos que han surgido debido a la pandemia. Estas medidas abarcan desde el aislamiento de personas con el virus, la discriminación entre personas vacunadas y no vacunadas, el cierre de negocios y espacios públicos, y el aumento en el gasto público.
Las acciones del gobierno han puesto en primer plano, dentro de los debates sobre política pública, cuál es su función con relación al individuo, la sociedad y la economía. Esta última es de suma importancia debido a que nuestro sistema económico es uno basado en el libre mercado y la pandemia ha enfocado el pensamiento y el debate en el rol de gobierno.
Al ser un actor en el libre mercado, el gobierno debe tener un rol limitado al estado de derecho, las responsabilidades o los poderes constitucionales y las áreas en que al libre mercado le es oneroso brindar servicios. Para poder analizar este rol, primero tenemos que examinar de qué manera actúa el gobierno dentro del mercado.
Para muchos de los que creemos en la libertad y en libre mercado como fundamentos para una sociedad libre y saludable, hablar del Estado como actor en el libre mercado representa una amenaza a esa aspiración; sin embargo, el Estado es parte fundamental y el actor más poderoso dentro del libre mercado y sus actuaciones tienen un efecto sobre la oferta y demanda, los demás actores y sus actuaciones dentro del mercado. El Estado actúa de tres diferentes maneras en el libre mercado: como regulador, como comprador y como benefactor.
El Estado como regulador
El gobierno como regulador principal dentro del libre mercado se puede entender, si vemos al Estado como una asociación civil. En esta asociación, los individuos consienten a unas reglas de conducta que permiten la coexistencia y cooperación entre ellos, para la búsqueda de sus propias concepciones de la vida buena. El rol del gobierno en esta asociación es hacer valer las leyes a las que el individuo ha consentido. Estas reglas establecidas son legítimas y generan una obligación legal a seguirlas, que fundamentan lo que conocemos como el Estado de derecho.
Este Estado de derecho es lo que permite que el gobierno actúe como regulador en el libre mercado. El gobierno participa en el libre mercado como regulador para que los individuos, a su vez, puedan participar en el mercado libremente y en coexistencia. Un ejemplo del Estado como regulador es su rol en la preservación y ejecución de contratos; sin esa seguridad legal, los individuos no entrarían en relaciones contractuales entre sí, por miedo a no tener un auxilio legal en cualquier incumplimiento del contrato.
El gobierno siempre ha actuado como regulador y esto tiene importantes efectos dentro del libre mercado. El primer efecto es que crea el campo legal que regirá las transacciones que ocurren dentro del mercado. El estado establece las reglas de juego y mediante ellas es que todos los otros actores realizan sus labores dentro del mercado.
Segundo, las regulaciones del gobierno rigen qué actor puede actuar y de qué manera actúa en el mercado. Las leyes antimonopolistas son ejemplo de cómo el Estado busca asegurar que la cantidad de actores en el mercado sea considerable y no se restringa a unos pocos. Además, las regulaciones o la posibilidad de regulaciones influyen en los planes económicos y estratégicos de los actores en el mercado.
El último efecto del Estado regulador es en la oferta y la demanda en el libre mercado. Organizaciones gubernamentales como la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos regulan qué productos son válidos para entrar al mercado, afectando así la oferta a la cual tiene acceso el consumidor en el libre mercado. Igualmente, el Departamento de Asuntos del Consumidor afecta la demanda, por ejemplo, cuando vigila o congela precios de productos en la economía.
El Estado como comprador
Como asociación civil, el gobierno tiene que utilizar los ingresos fiscales para cumplir con sus responsabilidades. Estas responsabilidades son enumeradas en las constituciones o cartas de derechos y otras surgen dentro del ámbito de la política. Dichas responsabilidades requieren que el gobierno imponga tasas tributarias y, con mayor relevancia para el mercado, que el gobierno adquiera recursos con dinero público.
El Estado comprador es entonces un actor que afecta el libre mercado por sus patrones de gastos para cumplir sus responsabilidades. Un ejemplo que se utiliza regularmente para explicar el rol del Estado comprador es el de creador y sostén del mercado de defensa nacional. Este depende principalmente de la responsabilidad del gobierno con la defensa nacional; por consiguiente, los negocios en este mercado dependen de contratos de investigación, desarrollo y producción que realiza el Estado con compañías de defensa.
El estado comprador tiene dos primordiales efectos en el libre mercado; el primer efecto es de oferta y demanda; la alimentación de los estudiantes en la escuela pública nos ilustra este efecto. La responsabilidad de alimentar a los estudiantes en los comedores escolares crea una demanda en el libre mercado. El gobierno satisface esa demanda comprando los productos. Además, existe una política pública para comprar primordialmente productos hechos en Puerto Rico; esto significa que también se crea la oferta que será utilizada para el cumplimiento de esta demanda.
El otro efecto del Estado como comprador es que determina qué actor entra y persevera en el mercado. El mercado de defensa es una muestra de que el Estado determina qué compañía de defensa entra al mercado y, mediante la otorgación de contratos, cuáles permanecen en el mismo; esto evidencia la importancia del poder adquisitivo del Estado para los negocios y sus estrategias dentro las líneas de negocio que persiguen.
El Estado benefactor
Las responsabilidades del gobierno requieren que adquiera personal y materiales para realizarlas; pero, la inversión del Estado para el cumplimiento de sus responsabilidades también incluye otorgar beneficios monetarios a los ciudadanos. Esto es lo que conocemos como el Estado benefactor y lo que llamamos redistribución de la riqueza.
El Estado benefactor es mejor ilustrado como una red de seguridad social y económica para los ciudadanos, en especial los desventajados. Esta red otorga a los ciudadanos beneficios principalmente monetarios para comida, vivienda, salud, etc. Los ciudadanos utilizan los beneficios para sus necesidades particulares, lo que redunda en una inyección monetaria al mercado.
El ejemplo más prevalente en Puerto Rico es el Programa de Asistencia Nutricional (PAN) mejor conocido como los cupones. El PAN provee nutrición a una gran cantidad de la población de la Isla, pero también es un ejemplo de mantengo corporativo; esto es debido a que muchos pequeños negocios y supermercados de grandes cadenas dependen de la población con la tarjeta del PAN para su volumen de venta y subsistencia.
Este ejemplo ilustra los efectos del Estado benefactor en el libre mercado. Primero influye en la cantidad de los negocios que actúan en el mercado y en la forma en que lo hacen. Muchos negocios e individuos como supermercados y dueños de propiedades dependen del uso de estos beneficios monetarios por los ciudadanos. Además, muchos de los participantes del mercado diseñan sus estrategias de negocio e inversión basándose en las cantidades monetarias y de beneficiados por el Estado benefactor.
Consecuentemente también el Estado benefactor influye en la oferta y la demanda de la economía. Los beneficios monetarios que se otorgan a los ciudadanos satisfacen la demanda que existe en las áreas en que el beneficio puede ser utilizado. Además, individuos y negocios ven en estos beneficios oportunidades de ganancias y creación de riquezas; por eso, vemos un aumento en la oferta disponible para que los beneficiarios puedan utilizar estos beneficios.
Estas tres diferentes maneras de cómo el Estado actúa en el libre mercado revelan que no existe un mercado en el cual el Estado no intervenga y no es el enfoque del debate político. El debate se centra en cuál es el marco teórico para determinar las funciones del gobierno en el libre mercado. Las perspectivas políticas, económicas y de política pública sobre este tema son diversas; y el pensamiento de F. A. Hayek muestra el camino a seguir para delinear estas funciones, como veremos en el próximo artículo sobre este tema.
Ojel L. Rodríguez Burgos es profesor de relaciones internacionales en la Universidad Sagrado Corazón en Puerto Rico y estudiante doctoral en la School of International Relations de University of St. Andrews. Sus comentarios políticos han sido publicados en The Hill, The Washington Examiner y Forbes. Puede seguirlo en Twitter en @ojelrodriguez.