Ante reducciones en costos operacionales, han sido menos las empresas que han ajustado sus precios en la Isla, atrasando el ajuste de los precios por un promedio de 5 meses, escribe Emanuelle Alemar.
La inflación se ha convertido en un fenómeno persistente y problemático en la cotidianidad puertorriqueña desde hace más de un año. Desde noviembre de 2020 a abril de 2022, el Índice de Precios al Consumidor en Puerto Rico lleva 18 meses consecutivos en aumento. En gran parte esto se debe a factores exógenos como los estímulos otorgados por el gobierno federal hasta el año pasado, los disloques en las cadenas globales de distribución por la continuidad de la pandemia, y la reciente invasión de Rusia a Ucrania. Por otra parte, ciertos factores endógenos pudieran estar exacerbando la inflación a nivel local, siendo uno de los principales la alta concentración de los mercados locales.
Para el 2017, Puerto Rico tenía menos establecimientos registrados que cada uno de los 50 estados, ajustando por población, implicando una mayor concentración de mercado en Puerto Rico, en promedio, que en Estados Unidos. Estas cuotas de mercado se han dividido históricamente entre no más de 4 a 5 competidores principales. Las empresas en industrias concentradas, debido a la poca competencia, pueden aumentar los precios ante aumentos en sus costos por encima de lo que aumentarían en un mercado competitivo. Similarmente, pudieran demorar en bajar, o no bajar, sus precios en respuesta a reducciones en costos.
De igual manera, disposiciones legales como la Ley 75 del 1964 según enmendada agravan el problema de la falta de competencia al proteger a los distribuidores en caso de que un detallista quiera terminar o enmendar un contrato de distribución. Esto alarga la duración de los contratos en la economía y los precios estipulados en dichos contratos. En periodos inflacionarios, esto puede implicar que los precios tardan más en aumentar, pero una vez vencen estos contratos y se reajustan los precios, pueden tardar igual o más en bajar.
En mi tesis realizo estimados de la proporción de empresas que no reajustan sus precios durante periodos de reducciones en costos incorporando supuestos de competencia monopolística, y encuentro que esta proporción ha sido un 14% mayor en Puerto Rico que en Estados Unidos, a la vez que ha aumentado durante el periodo deflacionario de la recesión. Esto implica que, ante reducciones en costos operacionales, han sido menos las empresas que han ajustado sus precios en la Isla, atrasando el ajuste de los precios por un promedio de 5 meses. A futuro, esto implicaría que, aun comenzando a bajar los costos de petróleo y alimentos a nivel global, los precios en Puerto Rico podrían tardar más en reajustarse de manera correspondiente hacia la baja.
A base de la evidencia anecdótica y empírica de alta concentración en los mercados locales como un factor que puede exacerbar y extender las presiones inflacionarias a nivel local, es indispensable evaluar acciones que se pueden tomar para mitigar la parte de la inflación generada por esta vía. Algunas acciones de política pública que podrían mitigar dicha parte de la inflación son la posible revisión de estatutos legales que otorgan protección a empresas en industrias concentradas, así como la consideración de otras medidas que eliminarían barreras de entrada a dichas industrias para nuevos competidores, siendo una de estas la continua simplificación del sistema de permisos. Dada la incertidumbre a nivel global, cobra aun mayor importancia evaluar estas medidas como posibles opciones de política pública para reducir la contribución de dicha vía a la inflación generada localmente. La voluntad para evaluar como mitigarla a nivel local por esta y otras vías determinará cuán rápido la actual tendencia alcista en la inflación puede ser revertida.
Esta pieza fue originalmente publicada en El Nuevo Dia