Libertad económica, ahora más que nunca

La Libertad económica es una de las mejores ideas de la humanidad. Es responsable de mas avances en el nivel de vida, la salud, el conocimiento, la armonía multicultural y la justicia social que cualquier otra cosa que hayamos logrado en los últimos 2000 años. El nuevo índice de Libertad Económica de la Fundación Heritage demuestra que el mundo necesita mercados libres hoy mas que nunca. 

El índice 2022 cataloga un año difícil para las cuatro áreas políticas generales y las 12 categorías especificas reflejadas en el puntaje general de cada nación. A nivel mundial, el puntaje promedio de libertad económica cayo de 61.6 a 60, la cuarta caída anual consecutiva. El puntaje de EE. UU. Cayo 2.7 puntos a 72.1, lo que nos coloca en el puesto 25 en la clasificación mundial de libertad económica, cinco posiciones mas bajas que el año pasado y el nivel más bajo que jamás haya caído Estados Unidos. 

La principal fuente de esta disminución en 2021, a nivel mundial y nacional, fue una vez mas las respuestas de los gobiernos al COVID-19. El costo de la pandemia en la salud de la nación fue obviamente enorme. Pero en todo el mundo, también lo fueron los costos de las respuestas gubernamentales contraproducentes. Independientemente de cuan bien intencionadas sean, las políticas que restringieron la libertad económica hicieron poco para detener la propagación de COVID-19, pero mucho para exacerbar sus costos económicos. 

Los cierres, las prohibiciones de viaje, las restricciones comerciales y el distanciamiento social frenaron la actividad económica y el crecimiento, y tuvieron un efecto devastador en las comunidades locales. Como siempre, el alivio del gobierno no reemplazo la solidaridad, la oportunidad y la movilidad generadas por los intercambios voluntarios entre compradores y vendedores. 

Incluso las naciones que se salvaron de los peores estragos de COVID-19 se vieron afectadas por la recesión económica mundial alimentada por el estatismo. Y, por supuesto, alguna disfunción de la política pandémica, como el propio COVID-19, nos robara en los próximos años. Es posible que nunca sepamos, por ejemplo, el costo total de la perdida de aprendizaje infligida a los escolares estadounidenses enmascarada estos últimos dos años para satisfacer las demandas de los sindicatos de docentes.

Esta disminución global de 1.6 puntos en la libertad económica representa billones de dólares en atención médica, vivienda, agricultura, infraestructura, energía, tecnología, minería y manufactura perdidos durante la vida de los niños nacidos en todo el mundo el año pasado. Significa más pobreza, menos educación y mayores tentaciones para que los tiranos y demagogos exploten en lugar de servir a su pueblo. 

El lado positivo del índice 2022 es el mismo lado positivo de todos los índices anuales: la libertad económica sigue funcionando. Incluso en medio de la agitación social de una pandemia mundial, siguen existiendo fuertes correlaciones entre los puntajes de libertad económica de los países y su calidad de vida, medida en ingreso per cápita, salud, nivel educativo, calidad ambiental, innovación tecnológica, gobernabilidad democrática y cumplimiento del estado de derecho. 

La pandemia de COVID-19 no redimió ni justifico mas las políticas estatistas que otras crisis que generaciones pasadas de políticas explotaron para promoverlas, desde la Gran Depresión hasta la Gran Recesión y las perturbaciones desgarradoras que la globalización infligió a las comunidades obreras de los Estados Unidos. La libre empresa no es la causa de estos desafíos, es la solución. 

El capitalismo tampoco es el cajón de arena del privilegio de la elite que los expertos de izquierda (muchos de ellos millonarios) menosprecian. Por el contrario, al recompensar el trabajo arduo, el matrimonio y el ahorro, promover la movilidad ascendente, impulsar la sociedad civil y crear riqueza familiar generacional, los mercados libres lograron más por la diversidad, la equidad y la inclusión que cualquier senado académico, teórico critico de la raza o editor del New York Times en conjunto. 

El hecho de que la libertad económica no este de moda hoy en día no la hace ineficaz. El espíritu humano, expresado en la iniciativa individual, sigue siendo tanto la fuente de la comunidad y la prosperidad global como lo era cuando cayo el imperio soviético. Los conservadores estadounidenses, en particular, tentados por los clics y el escalofrío de la novedad ideológica, deberían recordar: no hay nada mas elitista que la planificación económica central, y nada mas populista que los mercados libres rebosantes de competidores hambrientos y consumidores empoderados. 

El hecho de que todo el mundo se apartara de la libertad económica el año pasado es una razón mas por la que los políticos estadounidenses deberían abrazarla de nuevo, para aprovechar las oportunidades que todos los demás dejaron pasar. La corriente política siempre corre hacia el estatismo. Pero como G.K. Chesterton dijo, “una cosa muerta puede ir con la corriente, pero solo una cosa viva puede ir contra ella”. 

Desde la fundación de Estados Unidos, sobre los principios del capitalismo de mercado que las elites odiaban entonces como ahora, hemos sido el ser vivo en la economía global. Durante dos siglos, desafiamos el amiguismo y la timidez de los miembros corporativos y políticos y confiamos nuestra economía a nuestra gente, y eso ha marcado la diferencia. 

Como muestra una vez mas el índice 2022 de Heritage, la libertad económica no es algo por lo que los estadounidenses deban disculparse, sino aprovechar, estimular y dar rienda suelta, por nuestro propio bien y el de todos los demás también. 

Esta pieza apareció originalmente en The Washington Times

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